📱🍪 Delicias digitales: Influencers y el auge de la cultura repostera en redes sociales
- MARIA RENEE CAMOU GARCÍA
- 24 abr
- 2 Min. de lectura
Basta con abrir Instagram o TikTok para entrar en un mundo donde la mantequilla brilla como oro líquido, el glasé se mueve con precisión quirúrgica y cada galleta recién horneada parece salida de una obra de arte. En la última década, la repostería se ha vuelto viral, y con ella, una nueva generación de influencers ha transformado nuestras pantallas —y nuestras cocinas— en espacios de inspiración, aprendizaje y tentación dulce.

Ya no son solo chefs profesionales o marcas las que lideran la conversación. Hoy, miles de creadoras y creadores de contenido —desde reposteros autodidactas hasta pasteleras con talleres caseros— están definiendo tendencias, compartiendo recetas, enseñando técnicas y contando historias detrás de cada lote de galletas. Y lo hacen con un lenguaje cercano, visualmente potente… y absolutamente irresistible.
Lo más interesante es cómo estas figuras han cambiado la relación del público con la repostería. Antes, hornear era visto como algo técnico o reservado para especialistas. Hoy, gracias a reels, lives y tutoriales exprés, hacer galletas se ha vuelto accesible, divertido y hasta terapéutico. Un buen video puede enseñar en 30 segundos lo que antes se aprendía en una clase de horas.
Pero no solo se trata de recetas. Los influencers reposteros también marcan estilo, estética y filosofía de vida. Algunas cuentas promueven lo rústico y artesanal; otras, el diseño sofisticado y minimalista. Hay quienes apuestan por la inclusión (como repostería sin gluten, vegana o económica), y quienes construyen marcas personales desde la cocina, vendiendo sus productos o creando comunidades de aprendizaje virtual.
Esta cultura repostera digital también ha creado nuevas formas de conectar. Las historias en redes no solo muestran el “antes y después” del horneado, sino que revelan el detrás de escena: el error, el caos, el aroma invisible que, aun a través de la pantalla, se siente cercano. Eso genera una sensación de comunidad, de pertenencia, de saber que del otro lado hay alguien como tú, aprendiendo, fallando… y volviendo a intentarlo.
Además, plataformas como TikTok y YouTube han impulsado retos, formatos y hashtags que dan visibilidad a pequeñas creadoras. Movimientos como el #cookiewars, #galletasdecoradas o el famoso #satisfyingbaking han reunido millones de vistas y han puesto a la repostería en el centro de la cultura visual. Hoy, hornear es también un acto performático: cada galleta bien decorada es una coreografía, cada corte perfecto es un aplauso digital.
Y no hay que subestimar el poder de estas comunidades. Muchos emprendimientos han nacido —y crecido— gracias a la visibilidad en redes sociales. Una cuenta que empezó mostrando galletas para amigos, puede terminar enviando pedidos a todo el país, vendiendo cursos online o abriendo su propia tienda. Porque cuando una comunidad conecta con tu historia… la repostera también se vuelve influencer.
La cultura repostera digital ha democratizado el acceso al conocimiento, ha puesto en valor el trabajo artesanal, y ha hecho del horno un escenario global. Hoy, la galleta que tú haces en casa puede inspirar a alguien al otro lado del mundo.
Así que la próxima vez que le des “me gusta” a una galleta perfecta en video, recuerda: ese corazón digital también alimenta la creatividad, el esfuerzo y la pasión de quienes hornean con alma y comparten con amor.
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