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🔬🍪 Del laboratorio al horno: Innovaciones científicas en el mundo de los dulces

Cuando pensamos en ciencia, solemos imaginar tubos de ensayo, fórmulas químicas y bata blanca. Pero hoy, más que nunca, la ciencia también se escribe con mantequilla, azúcar y harina. La repostería, y especialmente el mundo de las galletas, está viviendo una revolución silenciosa: una en la que la innovación no solo viene de la tradición, sino también de los laboratorios.

Desde nuevos ingredientes hasta procesos de cocción más precisos, la ciencia de los alimentos está replanteando lo que sabemos (y lo que sentimos) al morder una galleta.

Una de las áreas más fascinantes es la reformulación de ingredientes. Gracias a la investigación científica, se han desarrollado sustitutos del azúcar y la mantequilla que conservan la textura y el sabor, pero reducen significativamente las calorías y el impacto glicémico. Ingredientes como la inulina (una fibra vegetal) o los alcoholes de azúcar como el eritritol permiten crear galletas para personas con diabetes o quienes siguen dietas bajas en carbohidratos… sin perder el placer del bocado dulce.


Otro avance importante viene de la biotecnología alimentaria, que ha dado paso a proteínas vegetales de alta calidad, usadas para desarrollar galletas sin huevo ni lácteos, ideales para dietas veganas o personas con alergias. Incluso se están estudiando enzimas que ayudan a mejorar la textura o el color de la galleta, sin necesidad de aditivos artificiales.

Y si hablamos de textura, sabor y comportamiento al hornear, los científicos están aplicando principios de la reología(el estudio del flujo y deformación de materiales) para entender cómo reacciona la masa en distintas condiciones. Esto ha permitido crear mezclas más estables, masas listas para hornear con larga vida útil y galletas que mantienen su forma y crocancia por más tiempo.


También están surgiendo técnicas de cocción innovadoras, como el uso de impresión 3D comestible, que permite crear formas y estructuras antes imposibles. ¿Te imaginas una galleta con forma de espiral tridimensional que se derrite en la boca en capas? Ya existe. Incluso hay impresoras capaces de diseñar galletas con diferentes texturas en una sola mordida: crujiente por fuera, suave por dentro, todo perfectamente calculado.


La neurogastronomía, una rama emergente, está analizando cómo la textura, el color, el sonido del crujido y hasta la temperatura influyen en nuestra percepción del sabor. Así, se han diseñado galletas que no solo saben bien, sino que estimulan más sentidos: visuales, auditivos y emocionales.


Pero quizá lo más emocionante es que esta innovación no solo está en manos de grandes laboratorios. Muchos chefs reposteros, pastelerías independientes y emprendimientos están colaborando con universidades, centros de investigación o simplemente experimentando en su cocina con conocimiento científico. Porque el futuro de la repostería no es solo artesanal o industrial: es una alianza entre creatividad, conocimiento y sabor.


Hoy más que nunca, el horno se ha convertido en una extensión del laboratorio. Y cada galleta es una pequeña obra de ingeniería comestible que nos demuestra que, cuando se mezcla ciencia con pasión, el resultado no solo alimenta… sorprende.

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